En NADA tratamos de escaparle a la impostura tanto como a la estupidez y a la chicatez mental. Es de público conocimiento que falleció el ex-presidente Kirchner, por cuya gestión siempre expresamos un gran desagrado. Lo hemos considerado un corrupto, un intolerante, un autoritario, un embustero, entre otros corrosivos adjetivos. Hoy, un día después de su muerte, seguimos sosteniendo nuestro parecer. Los canallas lo siguen siendo después de muertos.
Pero quisieramos aclarar que no nos alegra su muerte. Tanto el desprecio que nos inspiró en vida como su muerte son hechos tristes, como parece serlo cada episodio de la historia de nuestro país. Ojalá la clase política no nos inspirara tanto desprecio. Ojalá pudieramos sentir simpatía y confianza hacia los gobernantes. Y ojalá sus crímenes fueran ajusticiados mientras viven. Éste (una vez más) no será el caso.
En NADA evitaremos tanto los fáciles chistes gansos como las adulaciones post-mortem exageradas, hipócritas y sin sentido.
Aprovechamos la oportunidad para comunicar que seguimos vivos y que de a poco volverán las publicaciones habituales.
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