
Baudelaire decía que Dios había creado a los gatos para que el hombre pudiera acariciar al león. A mí me gusta, por razones de gusto estético, pensar al gato como un equivalente pequeño del tigre. Andy no fue solamente un pequeño y hermosos tigre gris que yo podía acariciar, sino un verdadero amigo siempre presente. Para él, pues, este modesto recuerdo. Adiós, hermano Andy.
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