Como si la noche, el auto, los "anteojitos hippie" y el cigarrillo no fueran suficiente, Valencia sucumbió también a la música progesiva. Como bien declara el jugador, a los veinte años uno "ve venir las cosas y las quiere tomar todas". La triste verdad es que José Daniel, a pesar de internaciones y tratamientos psiquiátricos, nunca pudo dejar la música progresiva. El siguiente documento fotográfico constituye un verdadero capítulo negro de nuestro deporte nacional.
El Gráfico llevó a Valencia a su escuela primaria para sacarle una foto en el aula que lo había visto aprender las tablas de multiplicar y la campaña libertadora del General San Martín. Sin embargo, Valencia está en otra: esboza una sonrisa alucinada mientras acaricia un poster de "Foxtrot", de Genesis.
Por más halagos que el técnico Saporiti le dedicara, a Valencia sólo le interesaba lucir de modo altanero su remera de Frank Zappa and The Mothers of Invention.
Uno de los amigotes del triste entorno de Valencia le obsequia "Pescado 2" en esta triste postal de un hombre que llegaba a escuchar 8 solos de Hammond por día.
Ni siquiera un viaje por el Congo pudo alejarlo del vicio. Aquí, con una edición africana de "Animals", de Pink Floyd.
Los años pasaron y su retiro no hizo más que acentuar una adicción que ni siquiera se molestaba en ocultar frente a los niños. Aquí, junto a una edición usada de "Películas", de la Máquina de Hacer Pájaros. Su vicio lo había llevado a la bancarrota.
Maradona, naturalmente inclinado al vicio, también quiso probar. Valencia le pasó "Head Hunters", de Herbie Hancock y para Diego Armando significó un pasaje de ida. Se dice que ambos estuvieron involucrados en una maniobra ilegal de mini moogs. Maradona logró dejar el vicio años después, tras una tratamiento de cumbia intensivo.
1 comentario:
jajajaja. progresivas gracias por tu humor.
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