Recién estaba mirando un poco de televisión, cuando me topé con una entrevista al historietista Miguel Repiso, alias Rep, realizada en el programa cultural de aroma oficialista "Puerto Cultura". En un momento, el conductor del programa (Jorge Coscia, secretario de cultura) le preguntó por Nik, uno de los dibujantes que publican en La Nación. Rep declaró que no mira La Nación, aludiendo que no mira cosas que le afeen la vida.
Desde acá le comento a Rep, por si no lo sabe, que en La Nación publican verdaderos talentosos como Diego Parés, Max Aguirre, Liniers o Tute. De hecho, la página de humor de La Nación es realmente excelente, y en ella se manejan distintos tipos de humor, diferenes estéticas, y todas con maestría de parte de sus autores. Es una pena que la obsecuencia política no le permita a Rep reconocer el talento de muchos de sus colegas, solo porque publican en un diario que no coincide con su ideología. Con ese criterio, yo tendría que negar su talento solo porque publica en un diario que hoy es no más que un pasquín oficialista, o porque alguna vez dibujó a Kirchner personificando al Quijote, cuando lo mejor sería haberlo hecho encarnando a algunos de los gobernadores corruptos que pueblan las páginas de la novela de Cervantes. Sin embargo, yo sostengo que Rep es un excelentísimo dibujante, así como considero que lo que hace Nik es, a diferencia de sus compañeros de diario, de muy mediocre para abajo. Es muy triste que un dibujante que publicó en su momento en Humor, una revita que resistió al ambiente opresor del Proceso, resulte ser tan intolerante.
Dibuje, Rep, que lo hace muy bien. Y si puede, abra la cabeza un rato, que mal no le va a hacer.
Rne
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1 comentario:
Comparto tu preocupación, porque la intolerancia es un valor o anti-valor presente en los idearios extremos. En este sentido y aunque le duela al talentoso señor Repiso, sus "feas" opiniones u omisiones lo emparentan con hitos deshumanizantes como la Santa Inquisición o el Holocausto Nazi. Se debe ser consecuente con las ideas que se dicen defender. Todos tenemos deslices, es cierto, pero muy demostrado está que el entorno Kijotesco se caracteriza por vivir instalado en la más cruel intolerancia hacia la diversidad de ideas. Una verdadera lástima... ya que esta patética vocación victimista que les nubla la vista, emborrona bastante el talento indiscutible de tantísimos intelectuales que manifiestan adoración por el dudoso Kijote de la política argentina. Si estos ideales fueran un poco más amplios, quizás también vendrían acompañados de una experiencia más democrática y tolerante.
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